jueves, 26 de abril de 2012

Catalina, una princesa perfecta

Parece mentira que con solo 30 años y llevando únicamente un año como duquesa de Cambridge, Catalina sea tan perfecta. Pero lo es. Esta chica cuenta con un enorme gusto a la hora de elegir su atuendo y este miércoles lo volvió a demostrar.



Acudió con el príncipe Guillermo al estreno del documental Los Gatos de África, y eligió para esta ocasión este diseño de dos piezas en color gris, diseñado por Matthew Williamson, con mangas tres cuartos con detalles de cuentas de color turquesa y dorado alrededor de cuello y mangas. 

En nuestra opinión se trata de un diseño muy elegante a la vez que original, por el detalle de las cuentas, que lo hace de lo más juvenil y alegre.

Kate ha sabido darse cuenta de que el vestuario que lleve no es algo menor, no se trata de algo tan banal como pueda parecer. Si uno va a una boda en chándal, ¿cuál sería el comentario mayoritario? Pues que esa persona no va adecuada a un evento de esa importancia, ¿no? Pues si una princesa va a un acto, que como tal acto público se sobreentiende que es importante, ya que cuenta con la presencia de la realeza, debe ir vestida de manera que no parezca que opina que el acto es una chorrada. De igual manera que si fuera con un vestido lleno de lentejuelas y largo hasta los pies, hubiéramos dicho que se pasó de rosca. Eso también es saber ser princesa y nada tiene que ver con gastar miles de euros. Tiene que ver con sentido común, como no nos cansamos de decir. 

Hay gente que nunca aprenderá esto, por muchas clases que reciba, y hay otra, como Catalina, parece que le sale espontáneamente, tiene esa inteligencia para saber cómo ir a cada lugar, y, además, elige modelos realmente preciosos, originales, a la vez que clásicos, súper elegantes, y que le sientan de maravilla. Es por eso que para nosotros es la princesa perfecta.

Que un miembro de la realeza quiera ser (o dar imagen de ser) austero, no tiene por qué significar que vaya a actos vestido como si fuera a la compra. Deberían aprender que los que no somos ricos también nos sabemos vestir con menos dinero, porque ser rico no es sinónimo de ser elegante, ni ser pobre es ser un hortera.


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